miércoles, 20 de marzo de 2013

Mi confrontación con la docencia


La definición de confrontación en el diccionario dice: Acción de poner una cosa frente a otra para averiguar la verdad o falsedad de ambas.

En mi andar como docente, siempre pensé que todo cuanto hacia o decía estaba bien. Equivocadamente asumí el hecho de que como así me habían educado a mí mis profesores, esa era la dinámica que yo debería emplear con mis alumnos, pero los tiempos cambian y las personas también. Lo que servía ayer, ya no es funcional el día de hoy, las tendencias en la moda cambian, ¿por qué no acepté el hecho de que en la educación también había cambios?, ¡Quizá eso fue lo que hizo que en estos últimos años se me hiciera pesada la labor docente!, porque lo único que hice fue navegar contra la corriente. Me apegue a los viejos modelos, seguí la metodología de los viejos maestros con tal y no confrontarme con ellos. Fue más cómodo pertenecer al gremio y oír la voz de la mayoría que asumir el reto de reformarme.

No digo que todo cuanto he hecho ha estado mal, sino que dejé pasar negligentemente oportunidades valiosas de cambio por estar en una zona de confort.

Hice y utilice juicios de opinión y nunca utilice juicios de razón en beneficio de mi labor, prejuzgue las herramientas informáticas, aun cuando mi formación es informática, solo porque la voz del pueblo decía que eso estaba mal, y ahora como dijera Rubén Darío: “Todo cuanto hice fue arar en el mar.”

Sé que no todo está perdido, que lo hecho anteriormente fue en pro de mi propia enseñanza, fue ensayo y error, de eso aprende el ser humano, que estoy muy a tiempo de retomar el camino, antes de que llegue el enojo y la frustración, porque así lo he visto con mi compañeros, los que no quieren renovarse, los llamados dinosaurios, los que están en contra de todo y a favor de nada.

He platicado con ellos y argumentan que ese cambio implica mucho esfuerzo, mucho desgaste, el leer, el practicar y que ellos ya están muy grandes para echar marcha atrás, que al fin, ¡Ya para que!, ¡Si ya están a punto de jubilarse, sería tiempo perdido!

Esta plática me sirvió para averiguar la verdad de las cosas, ¡Mi verdad, mi realidad!, ¿Quiero verme así?, ¿Quiero expresarme así dentro de unos pocos años más?

¡No!...

Deseo algo mejor, no sólo la realización profesional, sino también la personal, que se mezclen las dos para hacer de mí una mejor persona, un excelente docente.

No deseo pertenecer y engrosar las grandes salas de hospitales Psiquiátricos.

No deseo quedarme en la obsolescencia.

Anhelo ser útil para mí, para mis alumnos y principalmente para mi patria.

Confrontar mi vida docente pasada con mi vida actual y futura va a ser todo un reto, porque hay que dejar viejas práctica y asumir nuevas actitudes, no solo es la forma de sobrevivir como maestro, sino asumir el reto de hacer cultura, de hacer arte, de aprender a aprender. De ser más humano como dice José M. Esteves, y ser menos lineal.

Anteriormente las personas que enseñaban, se les llamaba Profesores, porque profesaban un conocimiento, dictaban lo aprendido y lo enseñaban como verdad absoluta. Posteriormente ese título se cambio por el de Maestro, y se argumentaba que era el que te hacia ver con tus propios ojos lo que tenias que aprender, haciéndote discernir entre el bien y el mal, ayudándote a tomar tus decisiones. Hoy por hoy, ese titulo ha transmutado en el de Facilitador, el que solo observa y da su opinión y sugiere al alumno la forma de hacer la labor de la manera más sencilla.

Todos estos roles los pase por alto y eso dificultó mi labor, no fui aceptando el cambio, sólo me fui oponiendo y agregando más piedras a mi cargamento.

Ahora, y gracias a este curso, esa pared se desplomo ante mis propios pies y veo con gran satisfacción que el último rol, el que se le ha asumido al maestro por el de facilitador, le da autonomía al alumno, lo hace responsable, más responsable de lo que yo creía, porque la misión del maestro, era llevar a cuestas el trabajo del alumno, hacer suyo sus triunfos y asumir severamente sus fracasos, culpándose de que si el alumno no había aprendido era por culpa de él como profesor, por no haber dedicado más tiempo a su enseñanza, se acumulaba una gran cantidad de frustración.

Con este nuevo rol, el facilitador tiene una visión más periférica, una apertura más basta para compartir con sus alumnos el cómo y el porqué de las cosas y sugerirlas en pro de su aprendizaje.

Ahora si me preguntaran cómo me percibo como maestro, respondería que estoy en un proceso de metamorfosis, que estoy aprendiendo a ser docente, que nada está escrito en mi historia y que es un rescribirme y reinventarme continuamente.

Aunado a esto, lo que mis compañeros compartieron en los foros y con sus propias confrontaciones lograron enriquecer mi propia historia, porque es un mal que a todos nos aqueja, el querer siempre ser los protagonistas en la historia de formación de nuestros alumnos, este mal nos hacia ver casi imposible la migración hacia la nueva forma de educación, que lo único que pretende hacer es facilitar el ser y hacer al docente su trabajo más sencillo, más agradable, dinámico, enriquecedor, inyectarle nuevo vigor, pero como no estamos acostumbrados al cambio, hemos puesto resistencia a salir de nuestra zona de confort, que no es cómoda, es casi un síndrome Estocolmo, hemos sido prisioneros de nosotros mismos y no hemos visto nuestros errores y si nos hemos percatado de ellos, los hemos justificado día a día, diciendo que lo que hacemos, bien o mal es lo que nos toco vivir; pero eso no es cierto, estas nuevas reglas y reformas educativas, nos han estado abriendo los ojos poco a poco, dosificándonos la manera en como podemos actuar, aprender y sacar ventaja de todas estas herramientas para poder retroalimentar a otros en este mundo globalizado y tan encaminado a que todos estemos en el mismo canal, que todos podemos aprender y compartir la información y sobre todo, que el conocimiento no es propiedad de unos cuantos cerebros privilegiados, como sucedía en antaño. Es un doble ganar, ya que ganamos nosotros al aprender y tener otra visión, y ganan nuestros alumnos, al tener profesores facilitadores de conocimiento, de cambio y sobre todo, de humanidad.

Mi compromiso actual, es asumir el rol que me toca, no hacerme la guerra a mi misma, aceptar las opiniones y sugerencias de los que me rodean, pero no tomarlas como verdad absoluta.

Estar dispuesta al cambio, abierta al diálogo, a las nuevas tendencias en la educación y mantener la mente ágil y el espíritu libre para poder ser parte de esta reforma y de esta renovación.

Hacer de mi labor educativa una verdadera aventura al ser docente.

Saludos.
Merab.

6 comentarios:

  1. Buen día mi estimada Merab
    Leer tu escrito en el que nos describes de una manera tan emotiva y sentida, como se ha dado tu confrontación con la docencia, me ha hecho recordar mis inicios como docente; cuando, al igual que la mayoría de nosotros, trataba de imitar a mis mejores maestros, hasta usaba sus mismas palabras y aplicaba sus mismos ejemplos, ejercicios y exámenes. Volví a ver a aquella muchachita de escasos 18 años, recién salidita de la Escuela Normal, con el pecho y la mente llenos de entusiasmo y de sueños, pero que al estar frente aquellos 70 chiquillos, rechinando de limpios; al sentir sobre ella 140 pares de ojos (sus padres estaban en las ventanas), empezó a sentir que hasta las piernas le temblaban y el corazón a punto de salírsele del pecho. Sin embargo, conforme fueron pasando los día, y a base del constante ensayo y error que mencionas y que estoy segura que todos los docentes vivimos, porque en la escuela te dan la teoría pero no te enseñan a “tomar el toro por los cuernos”, ahí en el salón de clases es donde se tiene que mostrar la vocación de servicio y el amor a la docencia.
    Soy enemiga de satanizar a los maestros conductistas porque yo fui conductista y aún en la actualidad hay algunos elementos de esa corriente pedagógica que sigo aplicando porque me parecen rescatables, valiosos y enriquecedores, pero tengo la fortuna de ser muy abierta a los cambios y me gusta estar siempre investigando y persiguiendo cosas nuevas para llevarlas a mis estudiantes.
    Creo firmemente en el aprendizaje virtual y concibo como real la posibilidad de crear sociedades del conocimiento. El compartir el conocimiento es la muestra de una actitud nueva de aprendizaje colaborativo en la que aprendemos con y de los otros ¡de verdad es real!
    Te felicito por haber enfrentado y superado el reto de crear éste tu espacio en el ciberespacio, espero que tengas muchos invitados y que no lo dejes morir. Crea entradas para tus amigos, otras para tus estudiantes y por qué no para tus colegas.
    ¡Felicidades por tu logro!
    Maricruz

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  2. Profesora Merab, es un gusto leer su reflexión, pues me hace ver que de alguna manera yo también he pasado por las circunstancias que usted narra. Me agrada sobre todo la capacidad crítica que muestra su escrito, porque al final muestra que a pesar de nuestras formaciones profesionales, somos capaces de dar un paso adelante y superarnos a nosotros mismos. Gracias por su reflexión!

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    1. Ricardo.
      Gracias por tus comentarios, ya que ello es un aliciente para poder librar todo obtáculo que se ataviese en esta carrera tan sacrificada, pero que dá satisfactores muy grandes.
      Saludos.
      Merab.

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    2. Hola Merab:
      Ciertamente la gran mayoría de nosotros como docentes educamos como fuimos educados y muy posiblemente cometiendo los mismos errores que nuestros maestros y como bien lo mencionas en tu confrontación, nos oponemos al cambio por el miedo a dejar nuestra zona de confort ya que esto implica dedicarle más tiempo de trabajo, tiempo que argumentamos no tener y preferimos quedarnos con el conformismo, por otra parte quiero mencionar que tu estrategia me parece bastante adecuada con lo que pretende la reforma educativa ya que propones un trabajo colaborativo entre tus estudiantes y pretendes involucrar a tus compañeros de plantel, pues adelante compañera te deseo todo el éxito en la aplicación de tu estrategia.

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  3. Hola compañera Merab.

    En tu escrito mencionas la palabra metamorfosis, y creo que como tu muchos docentes estamos en una constante construcción y reconstrucción de nuestra labor, esa labor tan noble que es la docencia y que precisamente necesita gente que sea capaz de renovarse y de no quedarse pasiva ante los cambios que se sucintan a diario en la educación y en el proceso de enseñanza aprendizaje, aplaudo el hecho de que seas una profesora dispuesta a cambiar no solo por el bien de tu propio trabajo sino porque vez como prioridad lo que puedas proporcionar a tus alumnos,
    Saludos.

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